Amaury Perez

No lo van a impedir

No lo van a impedir la golondrinas,
ni ventanales rotos, ni lunas llenas,
ni todos los andamios, ni las hormigas,
ni flores, ni herejías, ni colmeneras.

No lo van a impedir los corre mundos,
ni los soldados, ni las primaveras,
ni aun negándolo el viento de muro en muro,
ni aun negándolo, al fin, donde se crea.

No lo van a impedir ni andén, ni esquina,
ni el temor de la virgen si obscurece,
ni el humo de las calles y llovizna,
ni el canto del verano que anochece.

No lo van ha impedir ni el falso amigo,
ni el que alimenta el cepo y la tortura,
ni el pequeño ladrón de mano fría,
ni el terrible don Juan de cara dura.

No lo van a impedir ni moralistas,
ni el indiscreto encanto del embrujo,
ni ausentes funcionarios, ni arribistas,
ni aspirantes al hacha del verdugo.

No lo van s impedir las bandoleras,
ni el letrado galán de poco vuelo,
ni inquisidores, ni aguafiestas,
ni eternos sembradores de veneno.

No lo van a impedir los enemigos,
ni atentos intimistas alabados,
ni burócratas tiernos, ni podridos,
ni herederos, ni apóstoles errados.

No lo van a impedir del valle al cielo,
ni reyes del honor, ni periodistas,
ni antiguos comediantes, ni embusteros,
ni estudiantes de leyes, ni alquimistas.

No lo van a impedir los generales,
ni adorables doncellas pervertidas,
ni apelables procesos judiciales,
ni perros, ni cometas, ni suicidas.

No lo van a impedir ni prohibidos,
ni novios convencidos y hechiceros,
no lo van a impedir las soledades
a pesar del otoño creceremos.

Dame el otoño

Dame el otoño si apagué la llama urgente
de un sueño atado al cinturón de la caricia
y la ansiedad cual penitencia, eternamente,
si es que el deseo me robó la maravilla.

Dame la prisa de un olvido o anhelado
si no hubo beso que venciera lo azaroso,
la maldición de un golpe bajo en el quejido,
el sollozar de cuanta estrella atrapa el ojo.

Dame la luna para par de los suspiros,
que no lograron trascender la ventolera,
una sonrisa que devore la nostalgia
y que derrumbe, indiferente, primaveras!

Dame el castigo de una noche de aguaceros
y unas ventanas desafiando el aire frío,
para arriesgarle la ilusión a otra quimera
sin el influjo de lo atado... y lo perdido.

Dame esa mano, que arremeta contra todo,
lo que le huela a castidad y a cama limpia,
un contrabando de quietud y de sabores
que me sorprenda a cada vuelco de la vida.

Dame un océano de cruces y miserias
donde aliviarme de un recuerdo desmedido,
un horizonte de mentiras y cadenas
por cada gesto que reniegue de mí mismo.

Dame el azar para que invada los dominios
de un corazón ya corrompido y polvoriento,
¿por qué le sobran al amor y a los caminos
los corazones corrompidos y polvorientos?

Y dame, al fin, la sombra triste que en lo obscuro
sin más piedad deja la luz, sin voz ni vuelo,
¿por qué le estorban claridades y ternuras
a un torpe tipo avasallado por los sueños?

A un torpe tipo avasallado... por los sueños.

Acuérdate de abril

Acuérdate de abril, recuerda
la limpia palidez de sus mañanas,
no sea que el invierno vuelva
y el frío te desgarre el alma.

Acuérdate de abril, recuerda
la luz, pero la luz más clara,
la que el beso más mío deja
donde la boca más lejana.

Acuérdate de mí si abril te llega
tendida, fiel y amada en otros brazos;
acuérdate de mí si abril volviera
con nuevo traje y nuevo lazo.

Acuérdate de mí cuando el otoño
le dé paso a la primavera;
acuérdate de mí si el pensamiento
te libra del amor que te sujeta.

Acuérdate de abril, recuerda
mi voz cantando a tu sonrisa;
acuérdate de abril, que no se aleja
si hay más congoja y menos prisa.

Acuérdate de abril, recuerda
mi andar sobre tu piel, descalzo;
acuérdate de abril, recuerda:
mi gesto en el primer abrazo.

Acuérdate de mí si te sorprende
el viento que otro abril trajera,
acuérdate de mí si nunca sientes
un beso que a tu amor convenza.

Acuérdate de mí, no me abandones
tan solo, que este abril me desespera;
no olvides que el amor vuela de noche
y anida en otro abril cualquiera.


Amaury Perez

Amaury Pérez Vidal nació en la Habana, Cuba, el 26 de diciembre de 1953. Fue fundador del "Movimiento de la Nueva Trova Cubana" junto a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Sara González, Vicente Feliú, Noel Nicola y otros. Empezó a trabajar en el "Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC)" como asistente de sonido. A raíz del derrocamiento de Salvador Allende colabora en un disco de solidaridad con Chile en contra del golpe militar con su canción Andes los que andes. Más tarde, deja su trabajo en el ICAIC y empieza a grabar discos. En los primeros años de la década del 80 fue expulsado del Movimiento de la Nueva Trova, lo cual influye negativamente en su carrera, deja de escribir y de interpretar públicamente. En la mitad de los años 80 continua sus giras por el extranjero y sus presentaciones en Cuba. Graba su segundo disco, "De vuelta". Finalmente obtiene la aceptación de la critica internacional y del los trovadores cubanos. Se encuentra entre las pocas personalidades que han sido incluidas en el "Libro de Honor del Gran Teatro de La Habana". A principios de los noventa graba el disco "Encuentros", incluyendo una canción a dúo con Silvio Rodríguez. Amaury Pérez Vidal se sitúa entre los artistas de la música popular cubana que han alcanzado mayor popularidad, la cual se incrementa a partir de su nuevo estilo de trabajo, basado en composiciones con textos de fuerte sugerencia, cargados de imágenes y metáforas. Además de autor e intérprete de sus canciones, incursiona en guiones escenográficos de sus propios conciertos. Sus canciones son interpretadas por famosos cantantes populares como Ana Belén, Nacha Guevara, Mercedes Sosa, Danny Rivera, Pablo Milanés y Charles Aznavour, e incluso han inspirado a la creación de obras de ballet, como la pieza Acuérdate de abril, con la coreógrafa chilena Hilda Rivero. Entre sus composiciones sobresalen Gabriela, No lo van a impedir, Dame el otoño, Para cuando me vaya, Abecedario, Acuérdate de Abril, Diez, Hacerte venir, Vuela pena; entre otras.

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