Buen viaje Don Mario!!!

El domingo pasado nos dejo Don Mario Benedetti!!! Para algunos un buen escritor, para otros un gran poeta, para mí un hombre que supo usar cada escenario te tuvo a disposición para defender la alegría!!! Para luchar por la vida y buscar el amor por sobre todas las cosas!!! Un firme defensor de la vida y los derechos humanos y eso es lo que hace a su figura y por ende su ausencia aun mas grande. Sus textos me mostraron una simplesa y una calidez que a diario me maravilla y me abrieron los ojos a la poesía directa, franca sin “telones ni abismos”!!! A una prosa sin vueltas ni fantasmas. Su fuerza su amor y su pasión son muestra de que la vida es para vivirla como actor y no como espectador!!! De él aprendí que debía tener “tácticas y estrategias” si lo que quería era enamorar a un ángel!!! Aprendí que la vida nos pone una Laura enfrente cuando nos quiere dar una “Tregua”
Hoy le digo hasta luego a un grande, a un maestro, y me imagino una mesa de café con Pablo, Gabriela, y Jorge Luís debatiendo sobre vida o poesía (que es lo mismo!!!) y hubiese pagado por ver ese abrazo con Luz!!! Esa mujer que por por mas de 60 años supo ser su compañera, su musa y fuente de energía y que seguramente estará ahora a su lado, viendo como Don Mario ya comenzó a redactar el primer libro de su nueva vida. Buen viaje maestro!!! Allí nos vemos en algún beso, algún abrazo, algún amigo!!!



COSAS DE UNO
Yo digo ¿no?
esta mano
que escribe mil doscientos
y transporte
y Enero
y saldo en caja
que balancea el secante
y da vuelta la hoja
esta mano crispada en el apuro
porque se viene el plazo
y no hay tu tía
que suma cifras de otros
cheques de otros
que verdaderamente pertenece a otros
yo digo ¿no?
esta mano
¿qué carajo
tiene que ver conmigo?

VERANO
Voy a cerrar la tarde
se acabó
no trabajo
tiene la culpa el cielo
que urge como un río
tiene la culpa el aire
que está ansioso y no cambia
se acabó
no trabajo
tengo los dedos blandos
la cabeza remota
tengo los ojos llenos
de sueños
yo que sé
veo sólo paredes
se acabó
no trabajo
paredes con reproches
con órdenes
con rabia
pobrecitas paredes
con un solo almanaque
se acabó
no trabajo
que gira lentamente
dieciséis de diciembre.

Iba a cerrar la tarde
pero suena el teléfono
sí señor enseguida
comonó cuandoquiera.

LUNES
Volvió el noble trabajo
pucha qué triste
que nos brinda el pan nuestro
pucha qué triste
me meto en el atraso
hastacuandodiosmío
como un vicio tornillo
como cualquier gusano
me meto en el atraso
y el atraso me asfixia,
dos veinte, cinco quince,
me aplasta, me golpea,
once setenta, mil
trescientos veintiuno,
se me perdió una cifra
estaba aquí y ahora
tres falsos contrasientos
gotean de mi bolsillo
alguien llama alguien manda
pucha qué triste
alguien
se metió en el atraso
desordenó las pistas
y en cada diferencia
añadió tres centésimos.

Volvió el noble trabajo
aleluya
qué peste
faltan para el domingo
como siete semanas.

LICENCIA
Aquí empieza el descanso.
En mi conciencia y en el almanaque
junto a mi nombre y cargo en la planilla
aquí empieza el descanso.
Dos semanas.

Debo apurarme porque hay tantas cosas
recuperar el mar
eso primero
recuperar el mar desde una altura
y hallar toda la vida en cuatro olas
gigantescas y tristes como sueños

mirar el cielo estéril
y encontrarlo cambiado
hallar que el horizonte
se acercó veinte metros
que el césped hace un año era más verde
y aguardar con paciencia
escuchando los grillos
el apagón tranquilo de la luna.

Me desperezo
grito
poca cosa
qué poca cosa soy sobre la arena
la mañana se fue
se va la tarde
la caída del sol me desanima
sin embargo respiro
sin embargo
qué apretujón de ocio a plazo fijo.

Pero nadie se asusta
nadie quiere
pensar que se ha nacido para esto
pensar que alcanza y sobra
con los pinos
y la mujer
y el libro
y el crepúsculo.

Una noche cualquiera acaba todo
una mañana exacta
seis y cuarto
suena el despertador como sonaba
en el resto del año
un alarido.

Aquí empieza el trabajo.
En mi cabeza y en el almanaque
junto a mi nombre y cargo en la planilla.

Aquí empieza el trabajo.
Mansamente.
Son
cincuenta semanas.

Don Mario Benedetti

Todos estos poemas pertenecen a su libro “Poemas de la oficina” (1956)

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